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sábado, 12 de abril de 2008

¡HAY GENTE PA TÓ! (III): EL CASO DE LA MANO DIABÓLICA.

En el post ¡Hay gente pa to!, publicado hace un par de semanas, Fernando Jiménez del Oso nos contaba que, con la excusa de estar hechas en nombre del Diablo, el ser humano cometía gran cantidad de estupideces. ¡Y cuánta razón tenía! Y nada mejor para ilustrarlo que una noticia con la que me he topado por casualidad.

En la localidad norteamericana de Kootenai (Idaho), un joven de 20 años, cuya identidad no ha sido revelada, se ha cortado una mano (no he podido averiguar cuál de las dos) con una sierra circular. ¿El motivo? Pues que dicho apéndice tenía “la marca de la Bestia”. Y para rematar la perfomance, hasta que llegara la policía (puesto que previamente había llamado al servicio de emergencias y avisado de que estaba sangrando abundantemente), metió el miembro amputado en el microondas, donde lo encontró el agente que acudió a la llamada. Estaba algo cocida cuando llegó el agente”, declaró para la prensa Ben Wolfinger, ayudante del sheriff del condado.

Él simplemente sintió que necesitaba cortarse la mano”, prosiguió Wolfinger, que afirmó que ni el joven ni su mano presentaban ninguna marca del Diablo, ni de cualquier otro tipo. En cuanto a su estado físico, éste era bueno puesto que "se había puesto antes un torniquete en el brazo, y por eso no murió desangrado. Ese tipo de enfermedad mental es muy triste".

Lógicamente, el joven fue internado en la unidad de salud mental de un centro médico de la localidad.

La Bestia según el Beato de Fernando I
de Castilla y la reina Sancha (1047).

Al parecer, para hacer tal hazaña nuestro "héroe" se inspiró en varios versículos de la Biblia, del estilo:

• “Y el tercer ángel los siguió, diciendo en alta voz: si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y toma la marca en su frente, o en su mano. Este también beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero” (Apocalipsis, 14:9,10).

Si tu mano derecha te lleva al pecado, córtala y tírala. Es mejor perder una parte de tu cuerpo que condenarlo entero al infierno” (Evangelio de San Mateo, 5:30).

La verdad es que sí, ¡hay gente pa tó!

jueves, 29 de noviembre de 2007

RECOMENDACIÓN: LOS CRISTIANISMOS DERROTADOS, DE ANTONIO PIÑERO.

Acabo de leer en su blog que el profesor Antonio Piñero ha publicado un nuevo libro. El tema, como no puede ser otro, es los orígenes del cristianismo, ocupándose en esta ocasión de aquellos "cristianismos derrotados", como él los llama, es decir, todas aquellas vertientes cristianas que surgieron en los primeros siglos de esta religión y que fueron literalmente borradas del mapa por la tendencia oficial, que será la que sobreviva al paso de los siglos.
Una lectura muy recomendable y que pienso abordar lo más breve que me sea posible.
Y como no creo que pueda explicar el contenido del libro mejor que su autor, aquí adjunto la dirección de la reseña en la que Antonio Piñero explica qué ha querido contarnos en Los cristianismos derrotados.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

LA INQUISICIÓN (I): LOS ORÍGENES.

El término inquisición (Inquisitio Haereticae Pravitatis Sanctum Officium) hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía dentro de las distintas confesiones cristianas. Entre ellas, la más conocida es la denominada Inquisición española (1478-1821), ésta no es ni la única ni siquiera la más antigua, únicamente la más conocida y, por qué no decirlo, difamada [no estoy haciendo una defensa de esta institución, sino simplemente aclarando que se le ha atribuido más ferocidad de la que realmente tuvo, que ya fue bastante], pero hubo otras, como la Inquisición portuguesa (1536-1821), la Inquisición romana (1542-1965) y la que es objeto de este artículo, la Inquisición medieval, creada en 1184 para combatir al catarismo.

De todos modos, hay que aclarar que la persecución de cualquier desviación de la ortodoxia es una práctica de la Iglesia desde sus primeros años y, especialmente, desde su consolidación como religión oficial del Imperio Romano. En estos tiempos, la pena habitual por herejía era simplemente la excomunión, considerándose (desde la oficialidad del cristianismo por los emperadores Teodosio y Graciano en el año 380) al hereje como enemigo del Estado. En estos momentos, los castigos físicos eran desaprobados por la Iglesia. Pero todavía estamos muy lejos del nacimiento de la Inquisición.

Para algunos historiadores, los orígenes de la Inquisición se remontan la Córdoba del siglo IX y a una institución califal (llamada mihna) que pretendía controlar cualquier herejía que surgiera en el seno del Islam. Sin embargo, esta teoría actualmente carece de fundamento.

La mayoría de los investigadores adelantan los inicios de la institución hasta el siglo XII, con la aparición de un procedimiento penal inexistente en el Derecho Romano, la inquisitio, que consistía en la posibilidad de realizar una acusación por iniciativa directa de la autoridad, sin necesidad de instancias de parte (es decir, de delaciones o acusaciones por parte de testigos).

La Iglesia desarrolló este instrumento como estrategia de defensa ante la rápida proliferación y difusión de distintas herejías (maniqueísmo, valdismo y, especialmente, el catarismo). Así, la Inquisición medieval fue creada mediante el decreto Ad abolendam (1184) del papa Lucio III (o Luciano III).

A las anteriores disposiciones [...] agregamos el que cualquier arzobispo u obispo, por sí o por su archidiácono o por otras personas honestas e idóneas, una o dos veces al año, inspeccione las parroquias en las que se sospeche que habitan herejes; y allí obligue a tres o más varones de buena fama, o si pareciese necesario a toda la vecindad, a que bajo juramento indiquen al obispo o al archidiácono si conocen allí herejes, o a algunos que celebren reuniones ocultas o se aparten de la vida, las costumbres o el trato común de los fieles.

De este modo, ese mismo año empieza la conocida como Inquisición episcopal, que no dependía de una autoridad central, sino que era administrada por los obispos locales. También es el año de comienzo de una de las prácticas más habituales de la Inquisición: la pena de fuego para castigar a los herejes. Unos años más tarde, en 1199, se añaden nuevas penas (como la confiscación de bienes) y se autoriza la tortura en materia de fe, introduciéndose también varias disposiciones sobre el secreto en las actuaciones (ocultación de testigos...).

Un par de décadas más tarde y a consecuencia de los desmanes cometidos hasta ese momento, en 1231 Gregorio IX transforma el procesamiento inquisitorial en una nueva institución creada en Francia como herramienta de represión del catarismo y controlada directamente por el Sumo Pontífice. Nombrándose además a los primeros inquisidores, como el fraile dominico y excátaro Roberto de Brougre (el primer inquisidor del que se tiene noticias).

Como consecuencia de la implantación del catarismo en el sur de Francia y los valles pirenaicos, será precisamente en esta región donde más apogeo tendrá la Inquisición medieval, especialmente durante la segunda mitad del siglo XIII y hasta las últimas ejecuciones (entre 1319 y 1321).

Más tarde, con la penetración del catarismo en Italia, la Inquisición se introdujo también en Lombardía y Viterbo (donde en 1273 se llegaron a ejecutar a más de 200 herejes en un día). En el siglo XIV sólo Castilla, los reinos latinos de Oriente, Inglaterra y Escandinavia quedaban libres de la institución, habiendo tribunales en Bohemia, Polonia, Portugal, Bosnia, Alemania y Aragón.

Poco a poco, fue aumentando la burocracia, editándose manuales procesales la correcta práctica inquisitorial, entre los que destacan los de Raimundo Peñafort (siglo XIII), Bernardo Gui (Practice Inquisitionis hæreticae pravitatis, siglo XIV; por si alguien lo ha pensado, sí, es el malo de El nombre de la rosa) y Nicolau Eymerich (Directorium inquisitorum, hacia 1376).

Con el tiempo, también fueron ampliándose las categorías culpables de delito, con lo que de perseguir únicamente a los herejes se pasó a vigilar otros delitos: bigamia, blasfemia y brujería, principalmente, siendo ésta última casi una obsesión desde que en 1438 se descubriera la celebración de aquelarres en los Alpes.

Magnífica recreación de un aquelarre surgida del genio
de Francisco de Goya.

En esta Inquisición primigenia el papel de la monarquía fue mucho más pasivo que en la Inquisición moderna, aunque no faltaron momentos de tensión, como el que tuvo lugar entre la Corona de Aragón y la Inquisición a raíz de la prohibición en el siglo XIV por parte del Santo Oficio de las obras de Arnau de Vilanova o de Ramón Llull.
Y, finalmente, en 1478, los Reyes Católicos, ante la unión dinástica que se consolidaría un año más tarde, crearon en Castilla la Inquisición española. Pero esa ya es otra historia...

lunes, 30 de julio de 2007

EL CASO DE SAN PANTALEÓN: MILAGRO? ALQUIMIA?

El pasado 27 de Julio se celebró (por parte de algunos) San Pantaleón. Lo curioso del caso es que parte de la sangre de este Santo, que se conserva en el madrileño Real Monasterio de la Encarnación, experimenta una metamorfosis de modo que durante 48 horas la sustancia, que a lo largo del año se conserva de un color rojo oscuro y seca en la teca, empieza a convertirse, poco a poco, en un líquido de una tonalidad brillante. Estamos hablando, en efecto, del fenómeno de la licuefacción de la sangre, que viene sucediendo, al parecer, cada día 26 de Julio, víspera del martirio del Santo, desde el año 1616, cuando se fundó el Monasterio. Esta sangre fue allí llevada desde Ravello (Italia) y permanece desde la misma fundación del Monasterio, obra de la hija del virrey Juan de Zúñiga, quien la trajo a la Península en 1611.

Pero ¿quién es nuestro protagonista? San Pantaleón fue médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia. Su padre, Eustorgio, fue un médico pagano, como lo fuera el propio Pantaleón hasta que se convirtió al cristianismo por influencia de Eubula, su madre. Entonces se dedicó a "la curación a través de lo más alto" según extraemos de un antiguo manuscrito del siglo VI que está en el Museo Británico. Fue delatado y condenado a muerte, aunque el propio emperador Galerio intentó que su médico apostatase y salvase así su vida, lo cual el Santo no aceptó.

Según las actas de su martirio, trataron de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada. Finalmente, permitió libremente que lo decapitaran y de sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante. Moría así, según la Iglesia, Pantaleón a los 29 años de edad.

Volvamos ahora a los hechos milagrosos. Miguel Herrero Esquera, Arzobispo de Santiago de Compostela, capellán mayor y juez ordinario inquisidor, dio orden de que se abriera un juicio a la Sangre de San Pantaleón el 28 de enero de 1724. En esas vistas, que se prolongaron durante 6 largos años, declararon trece testigos: la priora del convento de la Encarnación, Sor Agustina de Santa Teresa; el Obispo de Cuenca, Juan de Alancastre; el calificador de la Santa Inquisición, Agustín de Castejón y los doctores de la corte real, Fernando Montesinos y Juan Tornay, quienes acudieron cada 27 de julio durante siete años consecutivos para dar fe del milagro, como hicieron constar en un manuscrito que se guarda celosamente en el Real Convento de la Encarnación. El documento titulado Información Sobre La Licuación De La Sangre Del Glorioso Mártir San Pantaleón y datado el 30 de agosto de 1729 confirmó ante el notario Vicente Castro–Verde y el juez comisionado Álvaro de Mendoza la realidad del fenómeno:

“Su señoría señor juez declara y confiesa haberla visto líquida y fluida dicho día de San Pantaleón, veintisiete de julio, y después de su festividad condensada y dura, todo repetidas veces en el tiempo de diez años. Y conformándose con el parecer de los expresados teólogos, canonistas y médicos lo tienen y veneran por prodigio y maravilla, alabando a dios Nuestro Señor por las obras sus santos”.

Cabe destacar que desde el plano científico muchos han sido quienes han tratado de hallar una explicación razonable.

Uno de los primeros, Jordán Peña, recurrió al Gran Diccionario Universal Pierce Laurosse, que ya en el siglo XIX, exponía una posible solución al enigma mostrando los elementos necesarios para reproducir el fenómeno. Así estableció que “la mezcla se mantenía sólida mientras la temperatura del salón no excediera de 21 grados centígrados. Tan pronto el ambiente se caldeaba, por ejemplo apretando el tubo de ensayo entre los dedos, la sangre pasaba del estado sólido al pastoso para luego convertirse en líquida”. Por desgracia, aunque Peña logró reunir a a un grupo de especialistas como Juan Eslava Girauta, director del departamento de Neumología del Hospital Puerta del Hierro; José María Cebreiro, licenciado en Ciencias Químicas; Eduardo Torroja, miembro del Instituto de Investigaciones Científicas y Ramos Perera, presidente de la Sociedad Española de Parapsicología, no logró obtener los permisos necesarios para estudiar con profundidad la ampolla de sangre del Santo.

Cuatro años más tarde tomó el relevo el periodista y escritor José Maria Ibarrola, quien aportó nuevos datos tras realizar una entrevista en la que un sacerdote jesuita y profesor del Real Colegio Alfonso XII del Escorial, Agustín Fernández, descifraba la formula mágica para desarrollar la metamorfosis. Ambos desarrollaron los pasos que se citaba en un libro de alquimia firmado por
Evonimo Philliatro, seudónimo del médico y naturista alemán Conrad Gesner, en 1511 titulado Tesoro De Los Remedios Secretos.

En el capítulo XXVII se encontraba presuntamente la solución al misterio bajo el título Aceite de Santo:

“Se toman tres libras de sangre pura y roja de hombre bien sano o de varios, entre los veinticinco y treinta años; una libra de esperma de ballena y otro tanto de médula de buey. El aceite, así destilado, crece y crece junto con la Luna. Por lo que se denomina aceite de santo”. Ibarrola y Fernández llevaron a cabo el experimento descrito por el alquimista con total rigurosidad -lo cual es más que meritorio teniendo en cuenta la naturaleza de algunos de sus ingredientes- en el año 1988, pero el desenlace no fue el esperado. Durante tres horas –afirmó Ibarrola– estuvimos observando la pócima que cambiaba de color. Finalmente Agustín extrajo un líquido viscoso que se parecía al chocolate tanto en su color como en su olor”.

En definitiva, habemus misterio. Una vez más nos encontramos ante hechos que les parecerán a algunos claramente milagrosos y a otros, como mínimo, les suscitarán algún tipo de duda. Hablando de dudas, la mía es la siguiente: ¿por qué la Iglesia no ha concedido jamás permiso a ningún científico para analizar el venerado líquido? Doctores -entre otras muuuchas cosas- tiene la Iglesia.

viernes, 13 de julio de 2007

EL MITO DE LA CREACIÓN DEL MUNDO

En los últimos 130 años se han descubierto y publicados varias versiones del Enuma Elish, el Poema de la Creación acadio, datado hacia 1200 a.C. Una de las versiones (descubierta en Sippar y escrita en babilonio en el siglo IV a.C.), dice así:
La santa casa, morada de los dioses, (todavía) no estaba edificada en un lugar santo;
la caña no había crecido, el árbol no había sido creado,
ningún fundamento estaba en su lugar, (su) molde no había sido creado,
la casa no había sido construida, la ciudad no estaba fundada,
la ciudad no había sido edificada, los seres vivientes no existían (todavía).
Nippur no estaba edificada, el Ekur no había sido creado,
el Apsu no estaba hecho, Eridu no había sido creada,
de la santa casa, morada de los dioses, el lugar (de residencia) no había sido hecho.
La totalidad de los países era mar,
lo que entonces existía estaba sumergido en el mar;
entonces Eridu fue edificada, el Esagila fue creado,
el Esagila que Lugaldukuga fundó en el seno de Apsu;
Babilonia fue edificada, el Esagila (fue) allí acabado;
los Anunnaki que él creó en número equilibrado
la nombraron solemnemente ciudad santa, morada agradable a su corazón.
Marduk en la superficie de las aguas ensambló un cañizo,
creó el polvo y con el cañizo lo mezcló.
Para instalar a los dioses en una morada agradable a su corazón
creó a la humanidad.
La diosa Aruru creó con él la raza de los hombres;
él creó sobre la tierra desierta el ganado de Shakkan, dotado de vida,
creó y puso en su lugar el Tigris y el Éufrates,
a los que dio el nombre adecuado.
Creó la hierba, los sembrados, los cañaverales y la madera,
creó la vegetación de la estepa,
las tierras firmes, los marjales y las cañas,
la vaca salvaje y su cría, el ternero salvaje, la oveja y su cría, el cordero del redil,
también los jardines y los bosques,
el carnero salvaje, la cabra montés [...]
El señor Marduk en los confines del mar hizo un terraplén,
[...] cañaverales y juncos instaló,
[...] hizo existir [...];
creó cañaverales, creó árboles,
(hizo fundamentos), creó el molde,
(construyó la casa, fundó la ciudad,
edificó la ciudad, puso en su lugar a los seres vivientes,
edificó Nippur, creó el Ekur,
edificó Uruk, creó el Eanna).
Traducción de Federico Lara Peinado en Mitos sumerios y acadios, Nacional, Madrid, 1984, p. 245, obtenido de GRAVES, Robert y PATAI, Raphael,
Los mitos hebreos, Alianza, Madrid, 2007, pp. 22-24.

Supongo que, tras la lectura, os habrá sonado (a mí sí) a otro mito de la Creación que nos toca más de cerca (Génesis, 1-2, 3).
Otra muestra que el Mediterráneo es un pequeño charco y Oriente Medio, desde los albores de la civilización, un lugar de cruce y encuentro de cientos de culturas y civilizaciones (¡más o menos como hoy en día!).

lunes, 4 de junio de 2007

LA MOMIFICACIÓN EGIPCIA

Los egipcios preparaban a los difuntos para la vida del más allá. Los encargados de este laborioso proceso eran los sacerdotes embalsamadores.

Como sociedad fuertemente estratificada, la cultura egipcia contemplaba un tratamiento funerario distinto según el rango social del fallecido: desde los faraones, a quienes se momificaba por completo, hasta la población más humilde, a la que simplemente se enterraba en la arena del desierto, pasando por rangos intermedios, en los que la momificación era más o menos sencilla.

En el proceso de momificación (al menos en la más completa) se realizaban cinco fases:

1) Vaciado del cuerpo. Según la cultura egipcia, el cuerpo debía conservarse en perfecto estado.

2) para la vida eterna, por lo que era necesario evitar su descomposición. El primer paso (tras el lavado del cuerpo) consistía en extraer el cerebro y las vísceras. Por lo general, este órgano se extraía por los orificios de la nariz con un alambre de hierro (o bronce) doblado, rematado en espiral o en gancho. Esta operación también podía llevarse a cabo a través del orificio occipital (cráneo). El siguiente paso era vaciar el cuerpo del difunto. Para ello, se realizaba una incisión en su costado izquierdo con una piedra etíope afilada y se extraían todas las vísceras (pulmones, hígado, estómago e intestinos). El corazón no solía extraerse, porque se lo consideraba sede del pensamiento y el sentimiento. Limpieza y conservación. Algunas partes del cuerpo eran arrojadas al río, a diferencia de los órganos internos más importantes (pulmones, hígado e intestinos). Éstos se lavaban varias veces. Luego, por separado, se envolvían en un paño de lino. Para asegurar el funcionamiento de las vísceras en el más allá, éstas se guardaban en vasos canopes, cuyas tapas se decoraban con los motivos de cuatro dioses, los llamados hijos de Horus. En el de Kebekhsvef (con forma de halcón) se introducían los intestinos, en Hapi (mono), los pulmones, en Amset (hombre), el hígado, y en Duamutef (chacal), el estómago. Estos vasos se depositaban junto al sarcófago.

3) Desecación. A continuación, los embalsamadores trataban el cuerpo con natrón, una especie de sal preparada con especias aromáticas, carbonatos, sulfatos y cloruros. Esta sustancia se introducía en las cavidades interiores y en la superficie del cuerpo para evitar su descomposición. El proceso duraba entre 35 y 40 días.

4) Embalsamamiento y vendado. Los embalsamadores vendaban el cuerpo con telas de lino impregnadas de resina y goma. Éstas procedían de telas desechadas la regeneración del difunto, o del ajuar doméstico del difunto, aunque también podía comprarse. Antes de vendar el cuerpo, éste se untaba con aceite de cedro. Luego se cubría con las vendas siguiendo un orden: cabeza, mano derecha e izquierda, pie derecho e izquierdo y resto del cuerpo. La momia podía estar envuelta en más de 20 capas de vendajes. Por último, entre las múltiples capas de vendas se depositaban frecuentemente numerosos amuletos, cuya función era asegurar por lo que cada uno de ellos tenía asignada una fuerza mágica: la vida, la felicidad, la protección...

5) Enterramiento. Completado el proceso de embalsamamiento y vendado, la momia se revestía con una capa de yeso fina y se cabría la cabeza con una máscara. El cuerpo ya estaba preparado para ser introducido en el sarcófago, cuyo interior acostumbraba a pintarse. el enterramiento se realizaba unos 70 días después de la muerte.

Para saber más:
SOCÍAS, Marcel, "La momificación", Historia y vida, nº 409.
La momificación.
El significado de la momificación egipcia.
Momificación y vida eterna.

UN ENIGMÁTICO DIBUJO DE MIGUEL ÁNGEL

Una de las innumerables joyas del British Museum (...con el que tengo pendiente una visita…ummmmm…) es un cartón de Miguel Ángel de tamaño natural, datable en los últimos años de su vida, cuyo tema ha sido objeto de controversia. Ciertamente, se trata de una iconografía sin precedentes, lo cual ha dificultado aún más la tarea de discernir su significado.

Únicamente un personaje está caracterizado por algún atributo que nos permita identificarlo con claridad: se trata de San Juan niño, que aparece en el margen inferior derecho del dibujo portando su característico manto de piel de cordero…y la lógica nos dice que la figura principal en el centro debería ser la Virgen, así como que el Niño Jesús debería ser la figura que aparece a sus pies…

Pero el resto de personajes, así como el verdadero tema del dibujo, seguirían constituyendo interrogantes. Ascanio Condivi, a instancias del propio Miguel Ángel, llevó a cabo una pintura siguiendo el diseño de este dibujo, una pintura que se conserva en Florencia, en la casa Buonarroti. Aunque es evidente que el resultado final es poco menos que mediocre, se distingue con mayor claridad la composición que en el dibujo original de Miguel Ángel.

Gombrich(*) nos ofrece una interpretación bastante plausible del tema del dibujo. La conclusión a la que llega es que la intención del maestro era ensalzar la virginidad de María, un tema que le era especialmente querido (y que ya trató en su juventud, con acierto, en la Piedad de San Pedro (**)). Para ello se basó en los escritos de San Epifanio, un padre de la iglesia Griega de moda durante la Contrarreforma. San Epifanio atacaba las creencias de una secta de cristianos que estaban convencidos de que María dejó de ser Virgen después de tener a Jesús. Se basaban en algunos pasajes de los evangelios en donde se cita a dos hermanas de Jesús y cuatro hermanos varones (María, Salomé, Judas, Santiago, José y Simón). San Jerónimo ya intentó refutar dicha creencia asegurando que se trataba no de hermanos, sino de primos (basándose en criterios etimológicos), pero la argumentación de San Epifanio fue más eficaz: convirtió a sus supuestos hermanos no en primos, sino en hermanastros; según él, San José ya contaba con más de ochenta años cuando se desposó con la Virgen, así que difícilmente pudieron engendrar hijos. Los seis hijos mencionados en los evangelios serían fruto de un matrimonio anterior.

En la pintura son cuatro las cabezas masculinas que aparecen en segundo término, y una cabeza femenina asoma al lado de la de María. Si convertimos en mujer al personaje que aparece en primer término al lado de la Virgen (en el dibujo resulta ambigua su sexualidad…), ya tenemos a los seis hermanastros de Cristo. Esta teoría, además, explica el gesto de la Virgen apartando con su mano a José, que parece mirarla con deseo. De esta forma, el dibujo sería el reflejo de los textos de San Epifanio, que salvaguardan al mismo tiempo la pureza de la Virgen y la veracidad de los textos evangélicos.

Esta interpretación se ve reforzada con el nuevo matiz añadido por el humanista y bibliotecario Fulvio Orsini a finales del siglo XVI. Recatalogó el dibujo describiéndolo como “un cartón con un san Julián, una Virgen y otras figuras de mano de Miguel Ángel…”; así pues, la figura que acompaña a la Virgen sería san Julián, que alcanzó la santidad preservando su castidad tras su matrimonio con Santa Basilisa. De nuevo el tema de la Pureza de la Virgen reforzado por el de la Castidad de San Julián. Si se tiene en cuenta que la pintura pudo estar destinada al retablo de la iglesia de San Juan de los Florentinos en Roma, entonces cerramos el círculo de significado al reconocer en los dos personajes que flanquean a la Virgen a los dos santos patronos de dicha iglesia: San Julián y San Juan Bautista.

Todo esto explica la temática, intencionalidad e iconografía del dibujo, identifica a los personajes (...aunque ahora nos faltaría en la pintura una de las hermanastras...) e incluso explica el extraño gesto de la Virgen con su brazo izquierdo…pero puede que aún quede por desvelar el aún más extraño modo en que la Virgen parece sujetar al Niño Jesús…¿carnaza para otra novela conspiranoica…?

(*) E.H. Gombrich, “El Cartón de Miguel Ángel en el Museo Británico” en Nuevas Visiones de Viejos Maestros, ed. Debate, 2000.

(**) En la biografía que el propio Condivi dedicó a Miguel Ángel, menciona que el maestro le comentó a propósito de la polémica juventud de la Virgen en su famosa escultura que la Madre de Dios parecía más joven que su propio hijo precisamente en virtud de su castidad”.

martes, 15 de mayo de 2007

CIENCIA VS. FE.

El profesor de física y cartonista Wellington Grey ha realizado un revelador diagrama de flujo en el que se muestra claramente las diferencias en el proceso científico de comprensión del universo respecto al modelo religioso.
Sencillo a la par que claro. Para no perdérselo.

http://www.wellingtongrey.net/

miércoles, 2 de mayo de 2007

ASEREJÉ...¡UN SER HEREJE!!! - LAS KETCHUP O EL APOCALIPSIS

En mis manos ha caído un libro recomendable para aquellas personas que no estén aún familiarizadas con los vínculos, reales o imaginarios, fundados, especulativos o simplemente gratuitos, que a lo largo de la historia se han establecido entre la sabiduría hermética y el arte. Es muy útil para abrir boca, aunque me temo que insuficiente si se busca algo más que una primera toma de contacto. El libro en cuestión se titula El museo secreto y es obra de Ernesto Frers.

Pues bien, uno de sus capítulos está dedicado a la música contemporánea y, más concretamente, a la de grupos catalogados como "satánicos"; de todos es conocida la rumorología que gira en torno a bandas como Pink Floyd, Beatles, Led Zeppelin o Rolling Stones, entre otras muchas; tampoco nos es ajena la reciente leyenda oscura que envuelve a los músicos de death y black metal de un sinfín de grupos escandinavos que reivindican determinadas tradiciones paganas enfrentándolas al judeo-cristianismo...

Ahora bien, lo que de verdad me llamó la atención es este fragmento verdaderamente hilarante que a continuación transcribiré. Si me lo permiten voy a ahorrarme los comentarios, porque no los requiere:

Aunque el éxito del rock satánico hispano no es comparable, por ejemplo, al auge internacional alcanzado por el grupo noruego Turbonegro, los defensores del buen Dios no cesan en su búsqueda de mensajes diabólicos, incluso donde tal vez no los haya. Un ejemplo muy reciente es «Aserejé», del conjunto femenino español Las Ketchup, que fue la canción del verano 2005 en casi todo el mundo. Un clérigo mexicano envió a un conocido periódico una carta denunciando el satanismo oculto bajo la aparente banalidad de su letra. Comenzando por el título, el avezado exorcista traduce la inicial A por «un» en inglés, y el serejé que le queda por «ser hereje». Por tanto Un ser hereje sería el título real de la canción, que comienza diciendo «Mira lo que se avecina / a la vuelta de la esquina: / viene Diego rumbeando. / Con la luna en las pupilas / y su traje aguamarina parece de contrabando». Clara alusión, según el exégeta acusador, al inminente fin de mundo (lo que se avecina a la vuelta de la esquina); al demonio nocturno que rumbea «con la luna en las pupilas» y viste un traje azul, su color favorito. Con ese ropaje delictivo (de contrabando) entra en el infierno (donde no cabe un alma más) y comienza «a darse caña» poseído... por un ritmo ragatanga.

Esta interpretación esotérica podría ser plausible si no fuera porque las Ketchup han grabado también una versión muy libre en inglés, en la que el «ser hereje» no tiene sentido y Diego acaba bailando el mambo. También las chicas del grupo brasileño Rouge grabaron con éxito una versión en portugués, que se aleja menos del original. En realidad la canción es un plagio, o si se quiere un homenaje, a «Rapper's delight», del conjunto americano Sugar Hill Gang, el primer tema hip hop en obtener un disco de oro en 1979.
Aserejé no es una invocación al demonio, sino una torpe pronunciación en español empleada intencionalmente por el autor, Queco Ruiz, para traducir la frase inicial del tema en inglés. Así, «I said a hip hop a hippie the hippie», quedó en «Aserejé ja dejé de de jebe». Pese a este dato, revelado por una prestigiosa agencia de noticias alemana, «Aserejé» sigue prohibida en varios colegios religiosos de Latinoamérica y en el canal Mango TV, propiedad del merenguero dominicano Juan Luis Guerra.