sábado, 5 de mayo de 2007

LOS DEMONIOS DE VRUBEL

Sin duda, un artista que ha sido capaz de dedicar prácticamente una docena de sus obras de madurez al tema del demonio debe tener un lugar de honor en este blog. Me refiero al pintor ruso Mikhail Aleksandrovich Vrubel (1856-1910), quien durante un período aproximado de quince años desarrolló una serie de pinturas inspiradas en el poema de LermontovEl Demonio”.

Cabeza de Demonio - 1890

Sin embargo, pese a lo que pudiera parecer, no se debe caer en la tentación de interpretar la obra de Vrubel en clave demoníaco-satánica: el Demonio de Vrubel no es un macho cabrío en medio de un aquelarre, ni la bestia designada con el 666. Es un héroe trágico, un símbolo de la rebeldía y el inconformismo, de la lucha personal contra una realidad social degradada donde lo espiritual no tenía cabida.

Demonio y ángel con el alma de Tamara - 1891

Visto así, el demonio vrubeliano, como el de Lermontov, revestido de humanidad, adquiere tintes épicos. La pintura de Vrubel, dotada de una expresividad muy particular, nos habla “de” y “desde” nosotros mismos; y lo hace con un lenguaje plástico innovador y personalísimo. En su vertiente puramente estética, las obras de esta serie son testimonio de la dialéctica omnipresente en el arte durante todo el siglo XIX entre naturaleza e historia, entre mímesis (representación tradicional, historicismo) y modernidad crítica. Los demonios de Vrubel son exponentes de un universo plástico que nos está anunciando que por fin la pintura nos habla con su propia voz, y no como emisaria de la literatura, la historia o la poesía. La potencia expresiva y visual (e incluso “visionaria”, diríase) de su obra la convierten en precursora de ciertos movimientos de vanguardia (cubismo, expresionismo, surrealismo).

Demonio sentado - 1890

Es el momento de dejar que la pintura eclosione en un estallido magmático de materia primigenia, en una artificiosidad que, sin embargo, articula de forma tan natural formas y colores como en un organismo vivo o en una efervescencia de cristales minerales. En esta magia que emana de los nuevos taumaturgos (…me estoy refiriendo aquí no sólo a Vrubel, sino también a Gauguin, Van Gogh, Serusier, Denis, Kupka y tantos otros…), es la propia superficie del cuadro la que se nos ofrece a los sentidos y al intelecto como un arcano en sí mismo. Esta nueva pintura, en su autorreferencialidad, deja de ser re-creación para convertirse de una vez y para siempre en verdadera CREACIÓN.

He ahí la transmutación suprema…

Demonio caído - 1901

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece un punto de vista más que correcto. Pero siempre tienes que recordar una cosa: "Cuando un hombre tiene miedo, se convierte en su peor enemigo", Chow Yun-Fat.

Anónimo dijo...

En lo particular, no me interesa aquello de los "peores enemigos...". Por otra parte, te doy las gracias, hermano, por haber reunido esta pequeña muestra del buen Vrubel.

Vlauren dijo...

Admiro e incluso diría que me ha obsesionado esta obra desde que la conozcí, es e las que perduran en el alma. Agradezco haberme topado con éste apartado dedicado a él. Observando tu conocmiento de este pintor ¿podrías decirme si hay algún libro sobre él en castellano? Estube buscando en su momento pero no tube suerte...Si pudieras ayudarme...Gràcias.