El caso de la BOMBA GAY
Son muchas las ocasiones en que un viejo sabueso como yo piensa que el mundo está cambiando demasiado rápido... o demasiado lento, según se mire. Hace escasas semanas volví a tener esta sensación al enterarme de que el laboratorio Wright del Ejército de los EE.UU. solicitó a su Gobierno una partida de 7,5 millones de dólares para desarrollar una "bomba gay" que al explotar convertiría a los soldados enemigos en homosexuales, transformando sus trincheras en una bacanal jamás vista. El texto en cuestión fué presentado en el 94 al Pentágono, y no trascendió a la opinión pública hasta ahora.
Según consta en el documento, el mentado laboratorio Wright del Ejército del Aire de Dayton (Ohio) pretendía desarrollar un producto químico de gran poder afrodisíaco que llevaría a “un comportamiento homosexual” y minaría “el espíritu y la disciplina de las unidades enemigas”. El propio Pentágono reconoció la existencia de tal documento, pero intentó quitar hierro al asunto y manifestó a través del teniente coronel Brian Maka que “el departamento de Defensa jamás alentó tal concepto (…) Y ningún financiamiento fue aprobado por el Pentágono”. Englobó el proyecto en una serie de estudios sobre armas no mortales entre las que se encontraban un producto químico que haría a los enemigos muy sensibles a la luz del sol y otra que buscaba lograr abejas super agresivas. Pero Edward Hammond, del Sunshine Project -asociación germano-americana que descubrió los documentos en 2004- afirma que “la proposición no fue rechazada de plano. Fue examinada más tarde” y que la idea fue insertada en el año 2000 en un CD-ROM promocional sobre las armas no mortales por un organismo del Pentágono con base en Quantico, siendo la idea reiterada en un estudio remetido a la Academia Nacional de Ciencias en 2001.
Estos hechos dejan bien a las claras lo que en el Ejército de los EE.UU. se piensa de la homosexualidad y los homosexuales, y es que llueve sobre mojado. El secretario de Defensa, Robert Gates, decidió no mantener en su puesto desde septiembre al jefe del estado mayor conjunto, el general Peter Pace, quien calificó la homosexualidad de «inmoral» en una entrevista con el diario Chicago Tribune. Actualmente la ley autoriza a los homosexuales a comprometerse en el ejército a condición de que callen su orientación sexual y la misma no les sea preguntada, aunque un proyecto de ley demócrata propone reformar dicha ley, llamada “no pregunte, no diga” (’Don’t Ask, Don’t Tell’), adoptado en 1993 bajo el mandato de Bill Clinton.
Las reacciones a nivel mundial no se han hecho esperar, desde el plano científico: “imaginar que vaporizar un producto químico sobre alguien pueda hacerle homosexual es grotesco, e imaginar que este individuo transformado en homosexual se haga entonces un mal soldado es también grotesco”, dijo Aaron Belkin, profesor en la Universidad de California Santa Barbara. Otros en cambio se lo toman con más humor: “Los imbéciles que tuvieron esta idea deberían ser abofeteados y ser forzados a escuchar los discos de Judy Garland para el resto de su vida”, escribió Ed Brayton en el Huffington Post.
Así pués parece que se pretende avanzar muy rápido en el tema armamentístico... bastante más rápido de lo que avanzan las retrógradas mentes de algunos seres humanos a quienes se les da un poder mucho mayor del que merecerían tener... por nuestro propio bien.
Y dicho esto, y ya que la melancolía empieza a hacer presa de mí una vez más, dejo el teclado, que no es lo mío y me voy a beber grappa donde mi amiga Rosa.
A rivederci!
3 comentarios:
El efecto de esa bomba sobre el enemigo, lejos de minar su moral, sólo cambiaría los hábitos de tortura del prisionero enemigo que pasarían más por *ANALizar* la situación del prisionero, al parecer.
En cualkier caso, lo de los yankees es más ke preocupante...
Discrepo, señor comisario; a mí me parece excepcionalmente positivo que alguien utilice sus energías en diseñar una bomba que haga realidad aquello de "haz el amor y no la guerra"... siempre y cuando también se apliquen el tratamiento a sí mismos y se autobombardeen (a más de uno le sentaría de perlas, mano de santo).
Lecturas filosóficas recomendadas para hoy: Die fröhliche Wissenschaft (La gaya ciencia, de Federico Nietzsche)
Esta noticia demuestra que la realidad es infinitamente más grotesca de lo que la imaginación humana puede llegar a pensar. Y lo que más me extraña es que llegue precisamente desde los Estados Unidos, la cuna de las libertades y de la tolerancia (o era que no).
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